Cómo hacer que un versículo diga justo lo contrario

Aquellos que conocen la doctrina de CEG conocen la importancia que tiene para el cuerpo doctrinal de este grupo este versículo:

«Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera . Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.» Rm 7.4.

La explicación de CEG es esta: «los creyentes hemos muerto por medio del cuerpo de Cristo a la ley para pertenecer a otro, ¿a otro qué?, ¡a otro Cristo!, ese «otro» es un Puertoriqueño llamado Miranda y ya está profetizado en Romanos que vendrá «otro»».

Para cualquiera que conozca medianamente la Biblia esta forma de interpretar el texto es como mínimo sorprendente. Esta es la explicación dentro de su contexto:

1. Romanos 7 dice que el ser humano estaba atado a la Ley (Rm 7.1). Esto lo compara con la ilustración de una mujer que está atada a su marido mientras este vive.

2. Siguiendo con la misma ilustración, la única manera en la que una mujer podía ser libre del vínculo con su marido es la muerte del marido. Y en lo espiritual, la única manera de ser libres de la Ley es la muerte de del cuerpo físico Cristo Jesús.

3. La mujer, al quedar libre del primer marido (la Ley) puede casarse con otro hombre (Jesucristo).

El texto lo deja bien claro, es por medio de la muerte del Cuerpo del Señor Jesús (hecho maldición por nosotros) por quien somos libres de la Ley para pertenecer a Jesucristo.

Pero tenemos más argumentos:

– el mismo texto tiene la respuesta acerca de quien es el «otro» y dice que es «el que resucitó de los muertos».  Y en toda la historia sólo hay una persona que resucitó de los muertos: Jesucristo.

-La Palabra de Dios dice con toda claridad que no hay otro Jesucristo:

Gal 1.8 nos dice que no aceptemos otros evangelios que nos presentan otros salvadores.

Mt 13.22 se nos dice que vendrán otros cristos.

Ante tal claridad e insistencia de la Palabra de Dios en enseñarnos que NO hay otros Cristos, que sólo hay uno verdadero y que TODOS los que vienen detrás no son más que impostores.

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Resumiendo:

El viejo marido: La Ley.

El nuevo marido: Cristo Jesús.

La explicación: Antes de Cristo estábamos cautivos a la Ley, ahora estamos desposados con Cristo Jesús mismo. Ese «otro» es nuestro esposo celestial, el esposo de la Iglesia: Jesucristo, el Hijo de Dios, el que resucitó de los muertos al tercer día en Jerusalén. Evidentemente, Miranda no es, ni si quiera ha estado en Jerusalén, mucho menos ha resucitado.