¿Cómo podemos curar sin herir?

Hay algo a lo que le estoy dando vueltas. Llevo unos cuantos años, sacando tiempo de donde apenas tengo tiempo para poder ayudar quizás a unos pocos a encontrar la libertad en Cristo Jesús. Tengo dos trabajos, un ministerio en una pequeña iglesia local donde estoy sirviendo como pastor, sin sueldo, y con el gozo de poder ser de bendición a mi familia espiritual. Y por encima de todo con una esposa que es un regalo de mi Dios, y que me apoya en este humilde ministerio.

He estado leyendo de personas que están en CEG y de algunas que están fuera de CEG que se sienten heridas cuando señalamos a Miranda como alguien que abusa de su poder espiritual, presentándose a sí mismo como Jesús, pero con credenciales falsas. Comprendo que se sientan heridos porque estamos señalando a Miranda, quien es el objeto de su amor y de su fe. No es mi intención, ni de la de ninguno de mis compañeros herir, ni mucho menos insultar, nosotros no llamamos «perros» a nadie, porque el Espíritu de Aquel que vive en nosotros nos mueve a amar y no a despreciar.

Sin embargo, es necesario que por amor a la verdad, y sobre todo por amor a las personas que viven para servir a Miranda, que expongamos lo que según la Palabra de Dios y nuestras conciencias es la verdad: que Miranda es solo un hombre, y que el verdadero Jesucristo murió y resucitó por nuestros pecados, que no hay otro y que sólo en Él tenemos libertad y vida.

También quiero reconocer que en mi celo por ayudar a otros quizás les haya herido, pero no tuve la intención, y tampoco he querido ser irrespetuoso. Miranda, como ser humano hecho a la imágen de Dios merece el mismo respeto que tú y que yo.

Queridísimo amigo, si te herí, te pido perdón, pero ten en cuenta que «Fieles son las heridas del amigo,pero engañosos los besos del enemigo» Pr 27.6